viernes, 17 de octubre de 2014

Arturo Hernández Magallón y Guillermo Ramírez Martínez y su estudio de políticas públicas.

Elaboró: Aline Vázquez.
Coordina Georgina González.

Arturo Hernández es  Maestro y Doctor en Estudios Organizacionales por parte de  la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). Guillermo Martínez es Doctor en Ciencias de las Organizaciones por la Universidad de Paris IX-Dauphine y Maestro en Administración Pública por parte del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Los autores discuten que en la actualidad distintos tipos de actores participan en la hechura o elaboración de políticas públicas y exponen la utilidad de un análisis discursivo como instrumento de estos en la hechura de las políticas públicas.
El análisis del discurso está basado en el análisis de la manera o forma en que alguien se dirige a otra por medio del lenguaje, con la finalidad de identificar su naturaleza política y conocer sus intenciones.
“El discurso permite dar cuenta de la interacción social, con la realización de una serie de recortes de situaciones discursivas, de los actos de habla en determinadas situaciones y papeles de los hablantes, con ello es posible conjeturar sobre sus interacciones en determinados momentos, lugares, por ejemplo organizaciones, instituciones o en situaciones sociales”.[1]
Para los autores estudiar el análisis del discurso y sus elementos lingüísticos permite formar suposiciones en la manera en la cual se dan las relaciones entre los actores a la hora de intervenir o mediar intereses en la elaboración de una política.
Desde su perspectiva existen diferentes tipos de actores que pueden participar en las políticas públicas: “la mayoría de los problemas que entran en la agenda y se convierten en políticas son resultado de la interacción entre actores defendiendo sus intereses, sin embargo, en la mayoría de las veces este fenómeno pasa desapercibido”.[2]
Arturo Hernández y Guillermo Hernández mencionan que los discursos se dan en distintas etapas de la política, pero también el discurso depende de qué tipo de política sea, para lo cual retoman a Lowi el cual propone cuatro tipos de políticas:
1.    Regulatorias, en este tipo de políticas se establecen normas que afectan la conducta de los actores.
2.    Distributivas, este tipo de políticas se caracteriza por la disociación de recursos en unidades independientes y libres de toda regla general.
3.     Redistributivas, este tipo de políticas genera ventajas mediante la transferencia de recursos para algunos grupos.
4.    Constitutivas, este tipo de políticas definen las reglas y normas acerca del ejercicio del poder.
El autor considera que en cada tipo de política se crean arenas o áreas de cuestiones (issueareas).“De manera que cada arena se constituye en un marco institucional y en un espacio o estructura de relaciones entre actores donde interactúan mediante discursos”.[3]
Por tanto los autores consideran que las arenas son estructuras de relaciones que giran en torno al tema o al contenido una política y por medio del discurso de los actores que interactúan en ella, uno podría detectar cuáles son intenciones de cada actor.
Además refieren que análisis discursivo en las políticas públicas es una propuesta explicativa sobre la forma en que los actores interactúan en sus arenas de políticas. Y lo argumentan de la siguiente manera:
“Para su interacción en arenas (temáticas) los actores de políticas utilizan un lenguaje específico (parte de sus destrezas lingüísticas y culturales) en un marco institucional dado -se genera un diálogo institucional-, mediante el cual hacen valer sus intereses en la hechura de las políticas. Estas arenas son algún tipo de entorno o circunstancia en el cual se dan los discursos y están determinadas por el tipo de política pública”.[4]
Las arenas de interrelación están estructuradas por participantes ya sea de clase social, sexo, edad, profesión, entre otros; también se estructuran mediante roles, propósitos generales o específicos
Para finalizar con el aporte que hacen los autores la tema de las políticas públicas, estos mencionan que los discursos en las arenas sirve como medios para influir sobre otras personas.

Referencias.
Hernández Magallón, Arturo y Ramírez Martínez, Guillermo. El análisis del discurso: una herramienta para el estudio de las políticas públicas. Revista Electrónica del Centro de Estudios en Administración Pública de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México. Doceavo Número Septiembre-Diciembre 2012.




[1]Hernández Magallón, Arturo y Ramírez Martínez, Guillermo. El análisis del discurso: una herramienta para el estudio de las políticas públicas.  Revista Electrónica del  Centro de Estudios en  Administración Pública de la Facultad  de  Ciencias  Políticas y Sociales,  Universidad  Nacional  Autónoma de  México. Doceavo Número Septiembre - Diciembre 2012, p.1.
[2]Ob. Cit., p.3
[3]Ibíd., p.4.
[4]Ibíd., p.5

Enrique Cabrero Mendoza y su aporte a las políticas públicas.


Elaboró: Aline Vázquez.
Coordina: Georgina González

Cabrero nos menciona que desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días, el estudio del Estado y sus mecanismos de acción a través del enfoque de las políticas públicas ha permitido avanzar en la creación de una nueva síntesis interdisciplinaria.
En su texto Usos y costumbres en la hechura de las políticas públicas en México, Cabrero se plantea las distancias entre algunos conceptos y categorías básicas de las policys sciences o políticas, cuando son llevados a escenarios de prácticas tanto políticas como sociales diferente al escenario del origen de la escuela de pensamiento donde se gesta el modelo de políticas públicas esto lo “realiza a partir de una comparación entre el modelo que da luz a la escuela de políticas públicas -una realidad como la estadounidense- y un modelo de tradición autoritaria y en dinámica de transición democrática -una realidad como la mexicana-“.[1]
La comparación que se hace a partir de cuatro dimensiones, la cuales son subestimadas en la gran parte de los trabajos sobre políticas públicas, las cuales son:
  1. El tipo de régimen político, cuando se supone de un régimen democrático o en transición a la democracia,
  2. Tipos de modelos de gestión, emanan del tipo de régimen político, brindan una orientación y lógica a los decisores.
  3. Referentes institucionales, se presentan en diferentes contextos, definen la arena, los acuerdos y los mecanismos de regulación.
  4. Tradiciones culturales y simbólicas, definen la lógica y las acciones de los actores, en base a sus creencias.
Cabrero también nos hace mención de los términos democracia y pluralidad, siendo estos los supuestos detonadores del proceso de las políticas públicas,tanto desde la fase de la formación de la agenda e identificación del problema, la implementación hasta la fase de la evaluación.
El autor hace mención que en los Estados Unidos se tiene un régimen pluralista,donde existe un triángulo (gobierno-congreso-ciudadanía), donde existe una democracia centrípeta; en tanto para el modelo mexicano el tipo de gobierno es estatista, la democracia es centrifuga.
Formación de la agenda e identificación del problema
Cabrero menciona que en un régimen o sistema democrático abierto y plural, la  fase de la formación de la agenda y la definición del problema dan lugar a un intenso juego de actores o agentes participantes, en donde estos se enfrentan, se alían o presionan como un mecanismo o herramienta de consenso. También menciona que la agenda de gobierno se deriva de la agenda pública.
Para el caso de México en un sistema hacia la tradición a la democracia, se tiene una lógica en esta fase del proceso. La tradición del sistema es la obstrucción; en parte por inconsciencia gubernamental, pero en parte también porque las estructuras de gobierno no han sido diseñadas para ser transparentes.
Podríamos decir que en México los actores no gubernamentales figuran poco en las fases de la incorporación de la agenda y la definición del problema, ya que tienen poca influencia sobre la autoridad pública.
Formulación y diseño de políticas
En un sistema pluralista la formulación y diseño de las políticas requiere de una confrontación de grupos expertos y profesionales. En México la fase de la formulación y diseño de la política pública, es hermética. “Se convierte en una especie de “secreto de Estado” el diseño de una política, hasta que es dado conocer al público, momento en el cual es casi irreversible”.[2]
Cabrero menciona que en México los grupos sociales u organizaciones que no son gubernamentales, no participan en la formulación y diseño de la política pública o programa, ya que es función del gobierno diseñar los planes y programas que se implementaran.
Implementación de políticas
En un sistema pluralista o de democracia plural esta fase se caracteriza por incorporar una red diferenciada de agencias ejecutoras, diversas en la medida en que corresponden a distintos niveles de gobierno y en la medida en que incluyen muy frecuentemente agencias no gubernamentales.
El problema esencial de la implementación de políticas en un escenario pluralista es la coordinación, el direccionamiento de la política, esto se puede dar por la diversidad de agencias participantes, es decir cada una tiene una perspectiva en cuanto a los objetivos.
En un modelo estatista (mexicano) la fase de implementación de políticas, es vista como: “un monopolio estatal; esto llevó durante décadas a un crecimiento exponencial de la administración pública; mientras más problemas y problemas surgían, más dependencias e identidades desaparecían”.[3]
Aunque cabe mencionar el hecho que México es un país en transición a la democracia, por tanto la gestión de la implementación de políticas públicas, está muy poco inclinada a la incorporación de agencias gubernamentales o privadas. “En el escenario de la transición, paradójicamente las tendencias en la implementación de las políticas públicas son extremas: sea el mantenimiento de una gestión sólo gubernamental, o la privatización total”.[4]
Evaluación de políticas
Según el autor Enrique cabrera Mendoza en un sistema como el estadounidense la evaluación se hace de manera pública y la información que se obtiene de ésta evaluación también se hace pública; a diferencia del sistema estatista similar al mexicano donde la evaluación se realiza de manera interna y no existe información al público.
Cabe mencionar que este texto fue publicado a finales de los años noventa del siglo XX y que en la actualidad la evaluación de las políticas públicas en México en gran parte (programas sociales) la realiza el CONEVAL.

Referencias.
Internet:
Cabrero Mendoza, Enrique. Usos y costumbre en la hechura de las políticas públicas. Revista Gestión y Política Pública, vol. IX, segundo semestre de 2000, p 189-229. Recuperado el 20 de agosto de 2014. Disponible en http://www.gestionypoliticapublica.cide.edu/num_anteriores/Vol.IX_No.II_2dosem/CME_Vol.9_No.II_2sem.pdf





[1]Cabrero Mendoza, Enrique. Usos y costumbre en la hechura de las políticas públicas. Revista Gestión y Política Pública, vol. IX, segundo semestre de 2000, p. 191. Recuperado el 20 de agosto de 2014. Disponible en:http://www.gestionypoliticapublica.cide.edu/num_anteriores/Vol.IX_No.II_2dosem/CME_Vol.9_No.II_2sem.pdf
[2]Cabrero Mendoza, Enrique. Ob Cit., p. 204.
[3]Cabrero Mendoza, Enrique. Ob Cit., p. 206
[4]Ibíd., p 207.

Guillermo Cejudo y su aporte al discurso políticas públicas desde un enfoque constructivista


Elaboró: Aline Vázquez.
Coordina: Georgina González

Guillermo Cejudo es Doctor en Ciencia Política por parte de la Universidad de Boston en Estados Unidos. Entre las líneas de investigación que el autor desarrolla están: la gerencia pública, rendición de cuentas, políticas públicas y evaluación de las mismas. Actualmente es profesor Investigador titular de la División de Administración Pública en el Sistema Nacional de Investigadores en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
El aporte o contribución que hace Cejudo al tema de las políticas públicas está basado en enfoque constructivista en la discusión de las políticas públicas, en el cual,  Cejudo comienza por mencionarnos “que las políticas públicas no solo están determinadas por el marco institucional, por las organizaciones que les dan cobijo, las leyes que sustentan y los valores que las justifican. Están influidas también por los discursos con los que se definen los problemas, se legitiman las decisiones, se presentan los resultados y se entienden los procesos”:[1]
El enfoque constructivista tiene como principal objetivo comprender como el discurso que se asocia al tema de las políticas; ya que se incurre en el proceso de las políticas públicas a partir de los siguientes cuestionamientos:
a) Por qué ciertos temas se adoptan como problemas públicos y entran en la agenda gubernamental.
b) Cómo el discurso vinculado con un problema define las soluciones escogidas,
c) Cómo se construyen discursos para convencer y para legitimar las decisiones
d) Cómo el discurso afecta también los procesos de implementación y evaluación de políticas.
Cabe mencionar que Cejudo menciona que el enfoque constructivista aunque esté consolidado en cuanto a su estudio en el ámbito de las políticas públicas aún es limitado, ya que no cuenta con criterios claros de demarcación sobre las estrategias de análisis, de los métodos y sus fundamentos teóricos. En este sentido Cejudo retoma la definición de constructivismo de los autores Finnemore y Sikkink, quienes mencionan lo siguiente:
“El constructivismo es un enfoque de análisis social que trata sobre el papel de la conciencia humanan en la vida social. Afirma que la interacción  humana esta moldeada principalmente por factores ideacionales, no materiales; que los factores ideacionales más importantes son la creencias compartidas o “intersubjetivas”  que no son reducibles a lo individual; y que son estas creencias compartidas las que construyen los intereses de los actores”.[2]
De la interacción que surge entre individuos que generan significados compartidos, se crean estructuras, de las cuales se generan normas principalmente para explicar lo que sucede a su alrededor, es decir cuales  conductas son legítimas y cuáles no. En tanto para el discurso en las políticas públicas Cejudo menciona que está construido socialmente para darle sentido a dichas políticas.
“Dar sentido a las políticas públicas significa dos cosas: vincularlas con un entorno social –también construido socialmente- y dotarlas de significado –explicarlas y justificarlas en función de los propósitos, las necesidades y las prioridades colectivas-. Este discurso se presenta en forma de narrativas que ordena y construyen significados comunes y realidades colectivas”.[3]
A  partir del enfoque propuesto por el autor el concepto de políticas públicas y su relación con el enfoque constructivista, es la siguiente: Son las acciones gubernamentales, para dar solución a un problemática social, en donde interactúan: gobierno, ciudadanos, partidos políticos y organizaciones sociales para llegar a un mismo fin que es dar respuesta a las necesidades sociales que cubrirán dicha problemática. De la interacción que surge entre los actores participantes en el proceso de las políticas se da un juego de poder, el cual debe de estar regido por normas y ser legítimo.

Referencias.
Cejudo, Guillermo. Discurso y políticas públicas: un enfoque constructivista. Colección de documentos elaborados apara el Centro de Investigación y Docencia Económicas CIDE. Número 285. Octubre 2008




[1]Cejudo, Guillermo. Discurso y políticas públicas: un enfoque constructivista. Colección de documentos elaborados apara el Centro de Investigación y Docencia Económicas CIDE. Número 285. Octubre 2008, p.1
[2]Cejudo, Guillermo. Ob. Cit., p 3. 
[3]Ibíd., p. 3-4.

Actores participantes, según Charles Lindblom

Elaboró: Aline Vázquez.
Coordina: Georgina González.

Charles Lindblom en su estudio para las políticas públicas es de importancia comprender quién y cómo se elaboran éstas, ya que  hay distintos tipos participantes en el proceso de elaboración y cada participante juega un papel específico, Entre los partícipes se encuentran los ciudadanos, grupos de interés, los legisladores, partidos políticos e incluso empresarios del sector privado.
“Dado que en el mundo real los análisis no son muy convincentes para el establecimiento de las políticas, la gente interacciona entre sí para ejercer influencia, control y poder sobre los demás”.[1] La interacción política que da entre las personas en la hechura de las políticas pública es denominada como "juego del poder", por medio de este juego se trata de controlar a los demás.
Lindblom, también nos hace mención que la elite o grupo de decisores del proceso de las políticas públicas circunscribe a los dirigentes políticos y a los altos funcionarios de los partidos que comparten con los funcionarios de la administración pública la responsabilidad de las decisiones que se vayan a tomar.
Más sin embargo menciona a los ciudadanos como el grupo más grande de participantes en el juego de poder para la elaboración de las políticas públicas y aunque su participación tiene poca relevancia, los ciudadanos ponen limitaciones a los decisores de las políticas públicas.
Además de los ciudadanos existen otros participantes inmiscuidos en el proceso de elaboración de las políticas públicas, entre los cuales se encuentran:
Los líderes de los grupos de interés, las agrupaciones de trabajadores, los periodistas y otros líderes de la opinión pública, los hombres de negocios y los funcionarios locales o de otras unidades de gobierno subordinadas. Otro grupo, a menudo olvidado, es el de los funcionarios de los gobiernos extranjeros, que también pueden influir. Algunos de los participantes activos que tienen mayor influencia -los líderes de los grupos de intereses, por ejemplo- actúan a veces como decisores de las políticas públicas”.[2]
La interacción (juego de poder) de actores involucrados que surge o se da en la arena política, se encuentra regulada por normas. Cada sistema político cuenta con un sistema de normas (legales), las cuales definen qué papel juega cada actor, las funciones y atribuciones que cada uno de estos debe de realizar. Los participantes en el juego del poder siguen u obedecen las normas por diferentes razones, siendo la principal es que las consideran como legítimas y en caso de no seguirlas abría un castigo, represarías, miedo a perder algo.
Dentro del juego de poder algunos participantes son los que ejercen el control o poder, esto lo logran mediante la intimidación, Lindblom nos menciona que: “También se pueden emplear métodos más suaves: por ejemplo, mentir sobre las propias intenciones y conseguir de este modo aliados o silenciar las críticas, o devolver favor por favor. Otras veces se puede ganar en una determinada política actuando simplemente de modo rápido antes que otro pueda hacerlo”.[3]
El autor nos menciona tres tipos de los métodos para ejercer el poder según Lindblom es la persuasión, intercambio y la autoridad. Menciona que el mejor método para tener controlado el juego de poder en las políticas públicas es la persuasión.
Un factor que determina el juego de poder es sistema político y el contexto, ya que los decisores de la política buscarán presionar y controlar a otros mediante amenazas (pérdida de trabajo, reputaciones arruinadas, enajenación de amigos y partidarios, pérdidas económicas).
Otra de las formas de ejercer el poder, es mediante un intercambio, es decir, realizar una acción que beneficie a ambas partes. “Por esta razón, el intercambio es un control omnipresente en el Juego del poder”.[4] Este tipo de control toma varias formas:
·         Favores explícitos, podría decirse del siguiente modo, si tú me apoyas cuando tú me necesites te apoyare.
·         Reciprocidad, Lindblom lo explica de la siguiente manera: “un legislador hace un favor a otro, y como consecuencia de ello tarde o temprano puede reclamar su compensación”.[5]
·         Dinero, se utiliza cuando se quiere comprar lo que se quiere.
El tercer método que el autor propone para controlar el juego de poder es mediante la autoridad y la explica, de tal manera que:
“X tiene autoridad sobre Y si Y por norma obedece a X. (3) Si X controla a Y ofreciendo en cada decisión específica un premio, una amenaza, o una limitación física, X tiene control pero no autoridad sobre Y. Si X controla a Y persuadiéndole del mérito de una orden específica, X tiene control pero no autoridad sobre Y. Pero si X controla a Y porque y ha aceptado una norma de obediencia establecida, entonces X ejerce esta forma concreta de control que hemos denominado autoridad sobre Y”.[6]
La autoridad puede ser voluntaria o impuesta, ya sea cualquiera de las dos, tiene como  el acuerdo en obedecer. La autoridad se refiere a una norma; y como una norma que es entonces se debe de obedecer.
La explicación que Lindblom hace del juego del poder e comprende las características más elementales y  fundamentales de los sistemas políticos, como la diferenciación entre los decisores de las políticas públicas y los ciudadanos; la relación que existe entre el juego de poder y las normas, así como los diferentes métodos que se usan para controlar o mantener el poder durante el proceso de las políticas públicas. 

Referencias.
Bibliografía:
Lindblom, Charles. El proceso de elaboración de políticas públicas. Madrid: Editado por Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa, 1991.





[1]Lindblom, Charles. El proceso de elaboración de políticas públicas. Madrid: Editado por Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa, 1991, p.57. 
[2]Ibíd., p.58.
[3]Lindblom, Charles. Ob. Cit., p.62. 
[4]Ibíd., p.64.
[5]Ibíd., p. 64. 
[6]Ibíd., p. 66.

Grupos de presión en las políticas públicas, según Juan Pablo Navarrete.

Elaboró: Aline Vázquez.
El autor comienza por mencionarnos que es importante diferenciar lo que es un movimiento social de lo que es un grupo de presión, ya que aunque pueden ser categorías similares, estas definen procesos políticos diferentes y es de importancia hacer una distinción para poder examinar más a detalle el tema de las políticas.
Navarrete, retoma a Pedro Ibarra y Francisco Letamendia quienes mencionan: “un movimiento social es una red de interacciones informales entre individuos, grupos y organizaciones que, en sostenida y habitualmente conflictiva interacción con autoridades políticas, élites y oponentes –y compartiendo una identidad colectiva- demandan públicamente cambios en el ejercicio o redistribución del poder a favor de intereses colectivos”[1]
Como primera diferencia Navarrete refiere que un grupo de presión se maneja a nivel local, ya que posee una capacidad mínima de masas o simpatizantes, en tanto un movimiento social se pude manejar desde un ámbito internacional ya que en este se puede tener un gran número de simpatizantes o seguidores. Aunque también menciona que dentro de un movimiento social se pueden formar o incluir varios grupos de presión.
Otra diferencia que marca el autor entre un movimiento social y un grupo de presión, es que el primero busca una transformación en el régimen político, se buscan logar beneficios colectivos, en tanto un  grupo de presión tiene un interés en específico algo muy particular que solo beneficia a grupos sociales pequeños, ya que sus principales objetivos siempre son particulares aunque también se ven beneficiados los ciudadanos.
“Si se sigue con la comparación entre movimiento social y grupo de presión, se verá que el primero adquiere y promueve una identidad colectiva, a la cual se adhieren una parte de los ciudadanos, pero no todos. El grupo de presión, por el contrario, no consolida la identidad general, más bien se caracteriza por su flexibilidad ideológica, misma que le permite agregarse a movimientos más fuertes y conseguir apoyo, rentabilidad y capital político”.[2]
Si bien el autor nos menciona algunas de las diferencias que existen entre estas dos categorías, nos refiere un elemento que tienen en común, el cual es, el fomento a la participación política, la finalidad que tiene esta, es que los ciudadanos se interesen  asuntos públicos.
Para diferenciar un grupo de presión de lo que es un movimiento social, que generalmente también se les conoce como Organizaciones no Gubernamentales (ONG), se tomarán en cuenta las siguientes categorías: a) El tipo de participantes, b) La Capacidad de violencia, c) Reacción ante el Gobierno, d) Relación con el ámbito internacional.
Es importante diferenciar lo que es un grupo de presión de lo que es un movimiento social, ya por medio de estos se ejerce la participación de la ciudadanía en asuntos públicos o dicho de otro modo ambas categoría serán parte dentro del proceso de las políticas públicas como actores participantes que ejercerán un juego de poder con el gobierno. 


Referencias.
Bibliografía:
Navarrete  Vela, Juan P. Diseño de programas y políticas públicas. México: Editado por Red Tercer Milenio S.C. 2012.




[1]Ibarra, Pedro, y Letamendia, Francisco, “Los movimientos sociales” en Manual de Ciencia política, p. 375, en Navarrete  Vela, Juan P. Diseño de programas y políticas públicas. México: Editado por Red Tercer Milenio S.C. 2012.

[2]Navarrete  Vela, Juan P. Diseño de programas y políticas públicas. México: Editado por Red Tercer Milenio S.C. 2012, p.41.