jueves, 7 de agosto de 2014

Sindy Agustina González Tijerina y su aporte a las políticas públicas.

Elaboró: Aline Vázquez.
Coordina: Georgina González

Autora nacida en México Doctorado en Políticas Públicas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.  El aporte que hace la autora al  tema radica en la evolución de la fase de la evaluación en México.
González menciona que la evaluación de los programas sociales en el país es un tema relativamente reciente, que aún se encuentra en un proceso de construcción y en constante perfeccionamiento. Para ella la estrategia de Vivir Mejor implementada en el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, tiene un mecanismo que la hace diferente a estrategias anteriores.
 Las acciones y políticas contenidas en la estrategia Vivir Mejor, fueron sometidas a una evaluación constante de acuerdo a la normatividad y legislación vigente en ese sexenio. La evaluación tiene como propósito la mejora de los programas y que los recursos públicos sean aprovechados de manera eficiente.
La autora nos menciona que: “en México durante mucho tiempo imperó la ausencia de una cultura de evaluación sustentada en análisis y metodologías rigurosos, aunado a escasos incentivos en transparencia y rendición de cuentas en el sector público”.[1] Un factor que contribuyó a esta ausencia de cultura de la evaluación, fue que en el país un partido político (PRI) mantuvo el poder por más de setenta años.
Para los años noventa en el país se empezaba a dar una transición haca al a la democracia lo que trajo consigo varios cambios en la forma de evaluar las políticas públicas. “En 1997 se evalúa el Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa) hoy llamado Oportunidades, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) dona dinero al programa pero requiere de una evaluación externa”.[2]
Un año después, se introduce un requerimiento especial para los programas federales, estas son las Reglas de Operación de los Programas (ROP), estas fueron un  instrumento normativo y regulatorio que les  permitía  a los programas su implementación y funcionamiento, buscando que fueran eficientes, eficaces e incluyentes y buscan facilitar la evaluación de los beneficios tanto económicos como sociales.
Como la autora lo menciona, el proceso hacia la transición hacia la democracia en el país fue de suma importancia para que se cambiaran los mecanismos para la evaluación de las políticas públicas y programas sociales y es hasta el 2004 que se introduce  la Ley General de Desarrollo Social (LGDS) que “considera por primera vez en nuestro país la evaluación sistemática de la política de desarrollo social y de los programas sociales con la el propósito de corregirlos, modificarlos, ampliarlos o terminarlos”.[3]
En  el año 2005 entro en función Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), es organismo público descentralizado. A grandes rasgos se encarga de coordinar la evaluación de las políticas y programas de desarrollo social y es el encargado de medir los niveles de pobreza en el país.
En 2007 el CONEVAL conjuntamente con  la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y la Secretaría de la Función Pública (SFP) publican los Lineamientos Generales para la Evaluación de los Programas Federales, estos   regulan la evaluación de los programas federales, la elaboración de la matriz de indicadores, los sistemas de monitoreo. Además están encargados de la elaboración de los objetivos estratégicos de las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal.
Para el 2008 nuevamente el CONEVAL, la SHCP,  y la SFP “emiten el Mecanismo para el cumplimiento a los aspectos susceptibles de mejora derivado de los informes y evaluaciones externas a los programas federales”.[4] Este mecanismo tiene como objeto establecer el procedimiento general para dar seguimiento a los aspectos susceptibles de mejora para los programas sociales, los cuales se derivaran  de las evaluaciones del 2007.
González también nos menciona los tipos de evaluación que contempla el CONEVAL y en qué consiste cada uno de ellos. A grandes rasgos son los siguientes:
a)     Evaluación de consistencia y resultados. Este tipo de evaluación busca analizar el diseño y desempeño de los programas para mejorar su gestión y medir sus resultados.
A su vez esta tipo de evaluación se divide en seis temas:
·         Diseño
·         Planeación estratégica
·         Cobertura y focalización
·         Operación
·         Percepción de la población objetivo  
·         Resultados.
 Para cada uno de los seis temas el evaluador deberá de realizar un análisis FODA.
b)    Evaluación de diseño. Se pretende analizar el diseño del programa con el objetivo de  que las recomendaciones del análisis retroalimenten la gestión del programa.  Se divide en seis temas:
·         Características del programa,
·         Contribución a los objetivos estratégicos
·         Matriz de indicadores, población potencial y objetivo
·         Vinculación con las reglas de operación,
·         Coincidencias
·         Complementariedades y duplicidades.
Al igual que en el anterior tipo de evaluación también se realiza un análisis FODA.
c)    Evaluación de indicadores. Básicamente se realiza un análisis sobre la pertinencia y alcance de los indicadores de un programa para el logro de los resultados esperados.
d)    Evaluación de proceso.  Se analiza mediante trabajo de campo, si el programa lleva a cabo sus procesos operativos de forma eficaz y eficiente.
e)    Evaluación de impacto. “En los Lineamientos se establece que la evaluación de impacto consiste en identificar mediante metodologías rigurosas el cambio en los indicadores de resultado atribuibles a la ejecución del programa, en otras palabras permiten medir los efectos netos que tiene un programa en sus beneficiarios con respecto a individuos que tienen características similares pero que no reciben los beneficios del mismo”.[5]
f)     Evaluación Específica. Se nombran así se llama a las evaluaciones no comprendidas en los Lineamientos y que se realizan mediante trabajo de gabinete o de campo.
g)    Evaluación Estratégica.  Este tipo de evaluación se aplican a un programa  en torno a las estrategias, políticas e instituciones.
h)   Evaluación de nuevos programas. Los Lineamientos establecen que justifique la creación de nuevos programas. Se debe de realizar  diagnóstico en donde se especifique de qué manera el programa que se propone contribuye a los objetivos estratégicos de la dependencia o entidad.
    Como conclusión en el país es necesario que se fomente una cultura  de evaluación de programas sociales y políticas públicas, es necesario que se establezcan nuevos organismos que realicen este trabajo, para que de tal modo exista una retroalimentación del funcionamiento de los programas y  se puedan mejorar los puntos débiles de los mismos.



Referencias.
Internet:
González Tijerina, Sindy. Panorama de la evaluación de los programas sociales en México. Revista de la Sociedad Española de Evaluación.  Edita: Sociedad Española De Evaluación. Año 3,  nº 11, junio 2010, p. 13-19. Recuperado el 10 de julio de 2014. Disponible en: http://guia.oitcinterfor.org/sites/default/files/experiencias/Evaluacion_de_politicas_publicas_en_Mexico_11_0.pdf





[1] González Tijerina, Sindy. Panorama de la evaluación de los programas sociales en México. Revista de la Sociedad Española de Evaluación.  Edita: Sociedad Española De Evaluación. Año 3,  nº 11, junio 2010, p. 13. Recuperado el 10 de julio de 2014. Disponible en: http://guia.oitcinterfor.org/sites/default/files/experiencias/Evaluacion_de_politicas_publicas_en_Mexico_11_0.pdf 
[2] Ibíd., p. 14.
[3] González Tijerina, Sindy. Ob. Cit., p.14. 
[4] Ibíd., p. 16.
[5] González Tijerina, Sindy. Ob. Cit., p.17.

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