Elaboró: Aline
Vázquez.
Coordina: Georgina González
Coordina: Georgina González
Autora nacida en México Doctorado en Políticas Públicas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. El aporte que hace la autora al tema radica en la evolución de la fase de la evaluación en México.
González
menciona que la evaluación de los programas sociales en el país es un tema
relativamente reciente, que aún se encuentra en un proceso de construcción y en
constante perfeccionamiento. Para ella la estrategia de Vivir Mejor
implementada en el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, tiene un mecanismo que
la hace diferente a estrategias anteriores.
Las acciones y políticas contenidas en la
estrategia Vivir Mejor, fueron sometidas a una evaluación constante de acuerdo
a la normatividad y legislación vigente en ese sexenio. La evaluación tiene
como propósito la mejora de los programas y que los recursos públicos sean
aprovechados de manera eficiente.
La
autora nos menciona que: “en México durante mucho tiempo imperó la ausencia de
una cultura de evaluación sustentada en análisis y metodologías rigurosos,
aunado a escasos incentivos en transparencia y rendición de cuentas en el
sector público”.[1]
Un factor que contribuyó a esta ausencia de cultura de la evaluación, fue que
en el país un partido político (PRI) mantuvo el poder por más de setenta años.
Para
los años noventa en el país se empezaba a dar una transición haca al a la
democracia lo que trajo consigo varios cambios en la forma de evaluar las
políticas públicas. “En 1997 se evalúa el Programa de Educación, Salud y
Alimentación (Progresa) hoy llamado Oportunidades, el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID) dona dinero al programa pero requiere de una evaluación externa”.[2]
Un
año después, se introduce un requerimiento especial para los programas
federales, estas son las Reglas de Operación de los Programas (ROP), estas
fueron un instrumento normativo y
regulatorio que les permitía a los programas su implementación y funcionamiento,
buscando que fueran eficientes, eficaces e incluyentes y buscan facilitar la
evaluación de los beneficios tanto económicos como sociales.
Como
la autora lo menciona, el proceso hacia la transición hacia la democracia en el
país fue de suma importancia para que se cambiaran los mecanismos para la
evaluación de las políticas públicas y programas sociales y es hasta el 2004
que se introduce la Ley General de
Desarrollo Social (LGDS) que “considera por primera vez en nuestro país la
evaluación sistemática de la política de desarrollo social y de los programas sociales
con la el propósito de corregirlos, modificarlos, ampliarlos o terminarlos”.[3]
En el año 2005 entro en función Consejo Nacional
de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), es organismo
público descentralizado. A grandes rasgos se encarga de coordinar la evaluación
de las políticas y programas de desarrollo social y es el encargado de medir
los niveles de pobreza en el país.
En
2007 el CONEVAL conjuntamente con la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y la Secretaría de la Función
Pública (SFP) publican los Lineamientos Generales para la Evaluación de los
Programas Federales, estos regulan la
evaluación de los programas federales, la elaboración de la matriz de indicadores,
los sistemas de monitoreo. Además están encargados de la elaboración de los
objetivos estratégicos de las dependencias y entidades de la Administración Pública
Federal.
Para
el 2008 nuevamente el CONEVAL, la SHCP, y la SFP “emiten el Mecanismo para el
cumplimiento a los aspectos susceptibles de mejora derivado de los informes y
evaluaciones externas a los programas federales”.[4] Este mecanismo tiene como
objeto establecer el procedimiento general para dar seguimiento a los aspectos
susceptibles de mejora para los programas sociales, los cuales se derivaran de las evaluaciones del 2007.
González
también nos menciona los tipos de evaluación que contempla el CONEVAL y en qué
consiste cada uno de ellos. A grandes rasgos son los siguientes:
a)
Evaluación
de consistencia y resultados. Este tipo de evaluación busca analizar el diseño
y desempeño de los programas para mejorar su gestión y medir sus resultados.
A su
vez esta tipo de evaluación se divide en seis temas:
·
Diseño
·
Planeación estratégica
·
Cobertura y focalización
·
Operación
·
Percepción de la población objetivo
·
Resultados.
Para cada uno de los seis temas el evaluador
deberá de realizar un análisis FODA.
b)
Evaluación de diseño. Se pretende analizar el
diseño del programa con el objetivo de que las recomendaciones del análisis
retroalimenten la gestión del programa. Se
divide en seis temas:
·
Características del programa,
·
Contribución a los objetivos estratégicos
·
Matriz de indicadores, población potencial y
objetivo
·
Vinculación con las reglas de operación,
·
Coincidencias
·
Complementariedades y duplicidades.
Al
igual que en el anterior tipo de evaluación también se realiza un análisis
FODA.
c)
Evaluación de indicadores. Básicamente se
realiza un análisis sobre la pertinencia y alcance de los indicadores de un
programa para el logro de los resultados esperados.
d)
Evaluación de proceso. Se analiza mediante trabajo de campo, si el
programa lleva a cabo sus procesos operativos de forma eficaz y eficiente.
e)
Evaluación de impacto. “En los Lineamientos
se establece que la evaluación de impacto consiste en identificar mediante
metodologías rigurosas el cambio en los indicadores de resultado atribuibles a
la ejecución del programa, en otras palabras permiten medir los efectos netos
que tiene un programa en sus beneficiarios con respecto a individuos que tienen
características similares pero que no reciben los beneficios del mismo”.[5]
f)
Evaluación Específica. Se nombran así se
llama a las evaluaciones no comprendidas en los Lineamientos y que se realizan
mediante trabajo de gabinete o de campo.
g)
Evaluación Estratégica. Este tipo de evaluación se aplican a un
programa en torno a las estrategias,
políticas e instituciones.
h)
Evaluación de nuevos programas. Los
Lineamientos establecen que justifique la creación de nuevos programas. Se debe
de realizar diagnóstico en donde se
especifique de qué manera el programa que se propone contribuye a los objetivos
estratégicos de la dependencia o entidad.
Como conclusión en el país es necesario que
se fomente una cultura de evaluación de
programas sociales y políticas públicas, es necesario que se establezcan nuevos
organismos que realicen este trabajo, para que de tal modo exista una
retroalimentación del funcionamiento de los programas y se puedan mejorar los puntos débiles de los
mismos.
Referencias.
Internet:
González
Tijerina, Sindy. Panorama de la
evaluación de los programas sociales en México. Revista de la Sociedad
Española de Evaluación. Edita: Sociedad
Española De Evaluación. Año 3, nº 11, junio
2010, p. 13-19. Recuperado el 10 de julio de 2014. Disponible en:
http://guia.oitcinterfor.org/sites/default/files/experiencias/Evaluacion_de_politicas_publicas_en_Mexico_11_0.pdf
[1] González
Tijerina, Sindy. Panorama de la
evaluación de los programas sociales en México. Revista de la Sociedad
Española de Evaluación. Edita: Sociedad
Española De Evaluación. Año 3, nº 11,
junio 2010, p. 13. Recuperado el 10 de julio de 2014. Disponible en: http://guia.oitcinterfor.org/sites/default/files/experiencias/Evaluacion_de_politicas_publicas_en_Mexico_11_0.pdf
[4] Ibíd., p. 16.
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